miércoles, 1 de septiembre de 2010

El verdadero poder de la dictadura militar ¿juzgado en el siglo XXI?


Como decíamos ayer…. Así lo expresaba el filosofo español Ortega y Gasset luego de reanudar sus clases pasada la oscura noche del gobierno Franco en España. El año pasado publicamos nuestro último comentario aludiendo a la situación política argentina de finales de la década de los 60 (1), donde analizábamos como en términos futbolísticos Portantiero usa la analogía del desempate de poder en la sociedad Argentina, que solventa la dictadura militar de mediados de los 70.
Desempate que se logra merced a las fuerzas no visibles del mundo político y social. ¿Por qué decimos no visibles? Porque el agente social que llevo adelante este proceso hoy está harto juzgado por la ley y por la historia: las cúpulas militares y todos los responsables visibles de ese aparato disciplinador que al mejor estilo de los “ingenieros sociales del siglo XX” (Paul Johnson), digitaron la “pacificación social” argentina. A diferencia de esos ingenieros (Stalin, Pol Poth) los militares de las cúpulas del Proceso de Reorganización Nacional fueron meros instrumentos del verdadero poder que digito los cambios y el esquema de disciplianmiento social que operó sobre el mapa político de la sociedad argentina.
Ese “poder” de fondo, no es solo “la mano invisible” a la que Adam Smith refería cuando hablaba del mercado. Este poder hoy muestra su rostro a partir de los traspiés del capitalismo neoliberal en el 2008: la mano poderosa e intocable de una burguesía internacional absentista caracterizada por la movilidad de sus inversiones a nivel mundial que necesita la existencia de mercados libres y sin regulaciones para asegurar los desplazamientos sin trabas de sus capitales (2).

Pero ¿por qué disciplinar un pueblo? En nuestra clase hablamos de la importancia de conocer las luchas populares, la historia de los “de abajo” o de quienes impulsan cambios desde una matriz distinta a la que impone el poder económico mundial, donde nuestro país es periferia por cierto como lo dice Osvaldo Sunkel. Con métodos errados, con una visión quizás parcial de la realidad para el pueblo peronista de la década de los 70, nada era imposible: bastaba conquistar el poder, la democracia formal de esa década mostraba al “mundo de los militantes” un punto de apoyo con el cual la poderosa palanca de la voluntad popular podría mover los resortes del poder.(3)
Esta movilización popular peronista , por su parte, había fracasado ante grupos más oscuros pero poderosos (las facciones de derecha del peronismo por ejemplo).esta primavera de la lucha popular por el poder duró mientras Perón vivió. A su muerte en 1974. las calles se vaciaron de gente, mientras empezaban a llenarse de cadáveres. En las semanas anteriores al 24 de marzo de 1976 Buenos Aires vivió un paroxismo de asesinatos, atentados, amenazas y exilios, de modo que el golpe militar fue recibido hasta con cierto alivio.
La acción represiva trascendió ampliamente el ámbito estricto de las organizaciones armadas. Afectó a militantes de organizaciones políticas y sociales, dirigentes gremiales de base, sacerdotes, intelectuales, estudiantes, abogados que defendían presos políticos, activistas de organizaciones de derechos humanos. Se atacó cualquier expresión de activismo, de protesta, de crítica: todo aquello que había florecido desde 1969. No hubo errores; los resultados fueron los buscados la subversión apátrida no tenía derecho a existir y merecía ser exterminada. Guillermo O’Donnell detectó, en su momento, la aparición en los sectores más íntimos de la sociedad de los pequeños kappos, encargados de la vigilancia: la sociedad se patrulla a si misma, concluía.(4)
De la mano del poder militar se desplazo la mano poderosa del poder económico, el disciplina miento de los “militantes” dio paso al de los sectores sociales con potencialidad de serlo.
El liberalismo desembarco nuevamente triunfante por estas tierras. Triunfante hasta hoy.
Cordialmente
Ignacio Diaz

1) Neoliberalismo: solución del mundo capitalista, experimento para Latinoamérica. Entrada del Blog del 15/09/2009.
2) Zygmunt Baumann - La globalización consecuencias humanas, Buenos Aires, FCE 1999
3)APOGEO Y DECADENCIA DE LA POLITICA EN LAS CALLES, 1969-1999 .En José Luis Romero y Luis Alberto Romero (directores): Buenos Aires, historia de cuatro siglos. 2da ed. Buenos Aires, Altamira, 2000.
3)Guillermo O’Donnell, “Democracia en la Argentina: micro y macro”, en Oscar Oszlak (comp.), “Proceso”, crisis y transición democrática. Buenos Aires, CEAL, 1984.

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